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minutodeunsuicida

7,000 kilos de sárdinas frescas tiradas a la basura por no vender a 6 céntimos el kilo

«A seis céntimos el kilo es una sinvergonzonería. Pagar ese precio por pescado tan fresco que llegaba vivo a la lonja es ridículo. Y decidí retirarlo». Con las mismas, Alfredo José Martín, patrón del 'Madre Trinidad', ordenó arrojar a los contenedores las casi seiscientas cajas de sardinas que sus tripulantes habían capturado ayer de una largada a las cinco de la madrugada.
Aquellos casi 7.000 kilos de sardinas deberían haber valido en lonja como poco 2.100 euros si tan siquiera se les hubiera pagado el precio mínimo estipulado, que es 0,30 céntimos el kilo. A seis céntimos habría reportado a las arcas del 'Madre Trinidad' 420 euros, escuálida paga para repartir entre los doce tripulantes que lleva a bordo este cerquero. Con ese dinero ni siquiera hubieran tenido para pagar la obligada limpieza de los recipientes en los que se alija el pescado a la lonja.
La semana pasada se estaba pagando la sardina en primera venta a entre 18 y 20 céntimos, un precio por el que los armadores ya tuvieron que pasar a regañadientes. Esta vez, «a esa cantidad tan ridícula de seis céntimos, ni quise poner el pescado», señala el patrón. Toda su pesca de la jornada fue directamente a la basura, y de ahí al vertedero de Meruelo. Toda, salvo unas cuarenta cajas, que Martín repartió entre varias instituciones benéficas de la ciudad.
«Sólo soltar el barco me cuesta mil euros, que es lo que se me va por la chimenea», explica Martín, un experto pescador de cuarenta años que lleva en la mar desde los 16. Suficiente experiencia como para asegurar que «como ahora no ha estado nunca la pesca».
Lamenta que después de una semana sin poder salir a causa de los temporales, y con capturas «tan frescas que llegó viva a la lonja», se trate así al pescado y al pescador. «Así no se puede seguir. Nos morimos de hambre», afirma. «No puede ser que la sardina se esté pagando hoy a lo mismo que se pagaba hace quince años. Algo va mal. Los compradores quieren sacar el máximo jugo al pescador, y así no puede ser».
Son malos tiempos. Martín no quiere señalar a nadie como responsable -«importaciones, compradores, pescadores... yo que sé», murmura-; sólo habla de lo de ayer: «La nuestra y la de otro barco era la única sardina fresca que entró en toda Cantabria. Y aún así la pagan a seis céntimos el kilo. No me cuadra», se lamenta.
Ayer, en una gran superficie de Santander las sardinas estaban a la venta a 2,95 euros el kilo

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